lunes, 10 de noviembre de 2008

Silva, el que mas puntos sumo

Silva mató en La Plata y es el piloto que más puntos sumó en la temporada. Ortelli lo escoltó y se fue con 17,5 de ventaja para definir la Copa de Oro en Buenos Aires.

No voy a decir que soy campeón, para nada. Sí diré que soy el que más puntos sumé en 2008, toda mi vida. Lo disfrutaré en mi corazón, con mi familia y mis hinchas". ¿Habrá sido por eso que a Silva no lo podían bajar del podio, coreando el "dale campeón" que proponía la dolida hinchada de Ford? "Si yo sumara más puntos en el año pero perdiera los playoffs, no me sentiría campeón. Qué voy a decirle a la gente... que yo sumé más puntos. El campeón es uno solo y estas reglas dicen que será quien gane el playoff". ¿Habrá sido por eso que Ortelli transpira tranquilidad por sus poros, por lo que Chevrolet ya prepara la fiesta del 30 de noviembre en Buenos Aires? Sí, las dos hinchadas de las marcas más historicas se sienten campeonas. Sus ídolos, testigos de una definición polémica.
Juan Manuel Silva hizo lo que tenía que hacer. Marcar la pole, ganar la serie y la final. Puntaje perfecto, 26 unidades, para descontarle apenas cinco a Ortelli: el de la pole y los cuatro de más en la final. Fue un fin de semana similar a aquel de San Luis, el primero de este polémico playoff. En las dos carreras siguientes, Silva perdió la brújula y se quejó demasiado del auto del JP Racing, algo que molestó al equipo y a Willy Kissling, jefe técnico.
Analicemos. En Olavarría, el Pato se tocó con Verna y luego chocó. ¿Recuerda aquel toque? Muy discutible. ¿Por dónde quería pasar Silva? ¿Había lugar? ¿Se apresuró? ¿Se desesperó al ver que Ortelli estaba adelante? En Paraná, hace pocas semanas, se enredó él, más allá de que el motor tenía una imperceptible falla eléctrica. "Sí, existía la falla... en un motor que Silva pidió hacer nuevo sí o sí para esa carrera", se excusa con bronca Kissling. Sin embargo, fue Silva el que se despistó solo en la segunda vuelta. Llegó décimo, podría haber estado entre los cinco. Ese clima interno llevó, por ejemplo, a tener cámaras internas en el JP. Ayer, dos miraban al auto de Ortelli. Sólo una al de Silva y otra al de Fontanita, la oveja negra del equipo más exitoso del TC. "Ese auto sí que fue un fracaso para nosotros", confiesa Kissling. No habrá revancha: es posible que Norberto vuelva a subirse a Dodge en 2009.
"Si arriesgaba en la primera curva era abandonar la carrera o perjudicar a Silva. No lo podía pasar. Ni en 10, 25 o mil vueltas", reza Ortelli, que, viejo zorro, porfió poco y nada la punta al Pato en la suelta. El auto del chaqueño era imbatible, como el año pasado en el Roberto Mouras. Y Ortelli, que había hecho la serie más veloz, iba rumbo a su cuarto podio en este minitorneo de cinco fechas. Poco pudo hacer Sergio Alaux, uno de los más destacados del playoff, con una estructura y presupuesto más pequeños. Se conformó con ser 3°, atrás de los dos titanes.
La ACTC puede respirar. Silva habría definido ayer el campeonato general, una fecha antes del cierre. Con la Copa de Oro, llegarán los dos pilotos del JP, más Moriatis, con chances numéricas de pintar el 1. "No está muerto quien pelea. Tampoco llegué muerto a La Plata. No voy a bajar los brazos, aunque diga que estoy cansado", dice Silva.
-¿Por qué varios te gritaron llorón en el podio?
-¿Hablo con el corazón y la gente me trata de llorón?. Yo lloro por un chico enfermo, la muerte de un familiar, por alguien que tiene hambre. ¿Pero por esto?
-Se preguntan por qué no te quejaste antes...
-Nunca me quejé. Me la comí como un señorito. Si no hablé no bien apareció el playoff fue porque me salió eso. Algunos me dijeron que no corriera las últimas cinco carreras. ¿Sabés el despelote que se armaba? Otro me dijo que me fuera de vacaciones en las dos carreras antes del playoff, que pintara de blanco el auto. Varios me dijeron que me retirara del Turismo Carretera... Pero nadie sintió lo que yo sentí, nadie se puso en mi lugar. Si sale campeón un tipo que esté 10° en el campeonato general también es criticable, ¿o no?
Muy pocos, tal vez quienes le dan forma a su intimidad familiar, podrán descifrar lo que el corazón de Silva siente. Ni siquiera Ortelli se anima: "Hay que estar en el lugar de él, saber cómo le duele esta situación. Yo nunca podré aconsejarlo sobre cómo sobrellevar lo que sucedió. Puede tener 1.000 interpretaciones lo que dice. Si al Pato y a mí nos pica el mismo mosquito, vamos a sentirlo distinto".

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